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sábado, 14 de septiembre de 2013
Revuelta magisterial veracruzana: río revuelto y revoltura de intereses
El
Pacto por México, conformado por las principales expresiones políticas del
país, al inicio del sexenio 2012-2018 consideró impostergable la realización de
las reformas estructurales para el desarrollo nacional, acorde a las
expectativas internacionales del siglo XXI. Una de ellas fue la Reforma
Educativa, la cual está integrada por cuatro ejes: a) Un censo nominal de
escuelas, profesores y estudiantes de educación básica y especial, a través del
INEGI, con la finalidad de conocer sus características específicas y crear el
Sistema de Información y Gestión Educativa; b) la reglamentación del artículo
3° Constitucional mediante la Ley General de Educación; c) la creación del
órgano de gobierno y ley reglamentaria del Instituto Nacional de la Evaluación
Educativa (INEE), dándole autonomía y elevándolo a rango constitucional, y d) la
profesionalización del magisterio regulada mediante la Ley General del Servicio
Profesional Docente.
Estas
leyes fueron promulgadas el pasado 10 de septiembre, por el presidente Enrique
Peña Nieto, en la residencia oficial de Los Pinos, después de un arduo trabajo
legislativo que se remonta al inicio de la presente administración federal y en
el que se escuchó todas las voces del gremio magisterial a través de mesas de
trabajo para construir propuestas tendientes a mejorar la calidad educativa del
país, sin lesionar los derechos laborales de los trabajadores de la educación,
y en las que la CNTE no presentó propuesta alguna.
Días
antes de la promulgación, en el estado de Veracruz inició una revuelta
magisterial fundamentada en la manipulación, el engaño y la confusión, y en la
que no participa el medio educativo en su totalidad.
Entre
los argumentos que se manejan para intentar sumar adeptos están: 1) Perjuicio
en los derechos laborales de los docentes con las disposiciones de la Ley
General del Servicio Profesional Docente para el ingreso, promoción,
reconocimiento y permanencia en el empleo magisterial, lo cual es totalmente
falso, como lo demuestran las Respuestas
al documento 32 razones inaceptables en la Ley General del Servicio Profesional
Docente que elaboró el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
(SNTE) con sólidos argumentos legales que desmienten el referido documento que
sirvió para confundir y crear incertidumbre en el medio educativo; 2) Pérdida
de la seguridad social, antigüedad en el servicio y conquistas salariales, falacia
mordaz que cae por sí misma al revisar el Apartado B del Artículo 123
Constitucional, la no retroactividad en la aplicación de cualquier ley, que
estipula el artículo 14 Constitucional, y la Ley del Instituto de Seguridad y
Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), en el caso de los
maestros federales. Del mismo modo, el salario, aguinaldo, compensación de fin
de año, compensación docente, prima vacacional y todas las demás prestaciones
acordadas con el Gobierno del Estado de Veracruz mediante minutas no son
negociables y, por lo tanto, no se pierden; 3) Privatización de la escuela
pública originada por la modificación de la fracción XXV del artículo 73
Constitucional, concerniente a un nuevo modelo de gestión educativa, en el que
la gratuidad de la escuela pública no se pierde como lo instituye el artículo
3° Constitucional; en cambio, con la reciente reforma hacendaria, sí se
establece la aplicación de IVA en el pago de colegiaturas en las escuelas
privadas. Con este argumento se ha venido engañando a algunos padres de
familia, quienes se han unido a las marchas y toma de escuelas y edificios, y
4) Falta de solidez académica del Instituto Nacional de Evaluación (INEE). Nada
más falso: sus integrantes fueron seleccionados por el Senado de la República y
como requisito indispensable se estableció que fueran ajenos al ámbito
político, que no hubieran tenido cargos públicos y que tuvieran un sólido
currículum. Por ende, dicho instituto autónomo está integrado por eruditos de
la talla de Sylvia Schmelkes, Gilberto Guevara Niebla, Margarita Zorrilla
Fierro, Eduardo Backhoff, entre otros. Y ese mismo criterio se aplicará, en su
momento, para instalar el Instituto Veracruzano de Evaluación Educativa.
Pero,
¿quién se beneficia con esta revuelta magisterial veracruzana, que nos recuerda
las novelas de la Revolución Mexicana, donde se narra que la gente simplemente
se metía a la “bola” sin saber de qué se trataba? ¿Por qué se habla de un
movimiento “sin siglas” que pretende desconocer y rebasar liderazgos, pero que,
en su propia sinergia demagógica, el silogismo se convirtió en sofisma? Recordemos que, históricamente, la CNTE ha sido, desde
1979, el ala disidente, radical y contestataria del SNTE, la cual, mediante
acciones violentas, vandálicas e intimidatorias, ha presionado a los gobiernos
de Oaxaca, Chiapas, Michoacán, Tabasco y Guerrero para que cedan a sus pliegos
petitorios, olvidando los ideales que le dieron origen, según algunos de sus
fundadores. Sin embargo, en Oaxaca comenzaron a perder simpatías entre los
padres de familia. El SNTE, en cambio, le apuesta al diálogo y la negociación, así
como a su reingeniería ante estos nuevos escenarios, por lo que ni la detención
de Elba Esther Gordillo Morales provocó que se rompiera esta línea de trabajo
con el gobierno federal.
Por
otra parte, en Veracruz existen 17 sindicatos que agrupan a los trabajadores
estatales de la educación. Es decir, el sindicalismo magisterial veracruzano
está atomizado; no hay liderazgos sólidos que logren unificar fuerzas para
enfrentar un Instituto de Pensiones del Estado (IPE) en presunta crisis; para
defender a sus agremiados de contratos temporales en lugar de plazas
definitivas o de sistemas de gestión educativa de algunos subsistemas en los
que lo único que brinda la SEV son las plazas del personal docente.
Como
puede apreciarse, se trata de un río revuelto en el que unos cuantos buscan
llevar agua para su molino, posicionar sus propias agendas, negociar favores o
posiciones políticas a costa de la desestabilización social: lo último que
buscan es defender a la escuela pública. Afortunadamente, es una simple
revuelta que está perdiendo fuerza, se está debilitando, y caerá por su propio
peso. La escuela pública se defiende en las aulas con el trabajo y dedicación
de los maestros, por lo que no es válido violentar la libertad de aquellos
profesores que quieren continuar su labor educativa, defendiendo el derecho
constitucional de los niños, adolescentes y jóvenes a recibir educación de
calidad, pero se los impiden mentores ajenos, incluso, a las escuelas tomadas,
con la intención de simular que todos los maestros veracruzanos apoyan su
causa. Es hora de que gobierno, sociedad y el sector magisterial progresista
inicien acciones orientadas a serenar a los manifestantes y retomar la
actividad escolar en la entidad veracruzana.